Santa Cruz y el nuevo centralismo en Bolivia: la agroindustria cruceña creció con deuda estatal y apoyo externo

Durante décadas, Santa Cruz ha sido presentada como el motor económico de Bolivia. Sin embargo, un análisis histórico revela que el crecimiento agroindustrial de Santa Cruz fue financiado, en gran parte, con dinero del Estado boliviano y créditos internacionales, principalmente provenientes de EEUU. Esta inversión sistemática convierte a Santa Cruz en el nuevo epicentro del centralismo económico, desplazando a La Paz como centro del poder estatal desde el siglo XX.

Santa Cruz se hizo sola? La historia detrás de su auge económico y el nuevo centralismo de Bolivia

De acuerdo con el libro Santa Cruz, la mayor inversión de Bolivia del investigador Ángel Castro, y otras fuentes como Los Barones del Orienteel crecimiento de Santa Cruz no fue producto de un esfuerzo aislado ni de un milagro económico regional, sino el resultado de una política de inversión estatal y condonación de deudas, que benefició principalmente a empresarios agroindustriales del oriente.

Uno de los datos más contundentes es que entre 1971 y 1985, más del 50% de la deuda externa de Bolivia fue utilizada para financiar proyectos en Santa Cruz. Esta concentración de recursos coincidió con el gobierno de facto de Hugo Banzer Suárez, cuyo mandato marcó un cambio de eje en el centralismo nacional, desde La Paz hacia Santa Cruz.

Ángel Castro lo plantea así:

El desarrollo deslumbrante de la economía de Santa Cruz demandó considerables recursos monetarios que, como todos sabemos, dada la limitada capacidad económica del país, se obtuvieron en su mayor cuantía mediante el crédito externo de prácticamente todos los organismos internacionales de financiamiento, la deuda subió de 667 millones de dólares a fines de 1970 hasta 3.102 millones a finales de 1978, y aunque no toda es atribuible al financiamiento del desarrollo cruceño, una buena parte se aplicó a esta finalidad; es notorio el endeudamiento durante la era dictatorial del Gral. Hugo Banzer Suárez que según un analista extranjero, que examinó la deuda externa boliviana desde 1971 hasta 1985, representó el 53,1% del total aún cuando en el mismo periodo se sucedieron 11 diferentes gobiernos; este mismo analista norteamericano expresa nada menos lo siguiente: «Se podría decir que, como la llamada Revolución Federal de 1898 (la guerra civil entre las fracciones liberal y conservadora de la burguesía) significaba la toma de poder de la ciudad de La Paz contra la ciudad de Sucre, el golpe de estado del 21 de agosto de 1971 (del Gral. Banzer) significó la toma del poder de Santa Cruz contra el resto del país».

EEUU créditos y el impulso agroindustrial

Durante los años 50 y 60, Bolivia fue uno de los países que más ayuda recibió de Estados Unidos, solo superado por Israel en términos per cápita. La mayoría de estos fondos se dirigieron a proyectos agroindustriales en Santa Cruz. Algunos ejemplos destacados:

  • Crédito agroindustrial por $1,2 millones USD para más de 12.000 hacendados.
  • Pool de maquinaria agrícola por $7 millones USD.
  • Infraestructura vial y puentes conectando Santa Cruz con otras regiones para facilitar la exportación.
  • Créditos a cooperativas y empresarios privados para comercialización de arroz, compra de camiones y maquinaria.

Según el Banco Agrícola Boliviano (BAB), Santa Cruz recibió el 37% del total de inversión pública destinada al agro entre 1955 y 1984, consolidando así el nacimiento de una burguesía agroindustrial sostenida por el Estado.

Deudas absorbidas por el Estado para consolidar el centralismo de Santa Cruz en Bolivia

El gobierno de Hugo Banzer firmó los decretos supremos 13830 y 12401 en 1976, absorbiendo la cartera en mora de bancos internacionales como el City Bank y bancos brasileños. Esto significó que el Estado, es decir, todos los bolivianos, pagaron las deudas de empresarios cruceños. A pesar de esta ayuda, para 1985 el 73% de la deuda en mora del BAB correspondía a Santa Cruz.

Este modelo de endeudamiento continuó bajo los gobiernos neoliberales, que condonaron deudas, dolarizaron la economía y habilitaron nuevamente a estos empresarios para recibir créditos. Incluso en la actualidad, instituciones como la Gestora Pública siguen canalizando recursos al sector agroindustrial, como evidenció el escándalo del Banco Fassil, que adeuda 180 millones de bolivianos a la gestora.

La falsa narrativa de independencia

Con estos antecedentes, la afirmación de que Santa Cruz es una región económicamente independiente pierde sustento factual. Por el contrario, ha sido la región que más apoyo ha recibido del Estado y de fuentes externas en la historia moderna del país. Este modelo concentrador ha marginado el desarrollo de otros departamentos como Potosí, Beni, Chuquisaca o Pando.

El caso de Santa Cruz no solo refleja una transferencia estructural de recursos hacia una élite agroempresarial, sino también evidencia cómo el nuevo centralismo boliviano se consolidó en el oriente, generando desigualdad territorial bajo la apariencia de eficiencia y autosuficiencia.

Santa Cruz no se hizo sola. El crecimiento de su agroindustria fue posible gracias a décadas de inversión estatal, deuda externa y apoyo internacional. Mientras tanto, gran parte del país ha enfrentado abandono estructural y marginación económica. Esta realidad exige una revisión crítica de las narrativas dominantes y una reflexión urgente sobre la distribución equitativa de los recursos nacionales para lograr un desarrollo verdaderamente inclusivo.

Fuente: Roberto A. Barriga, La Pluma y la Espada, en: Resumen Latinoamericano

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