¿Qué hay detrás de la marcha indígena?

El problema de la tierra es una excelente excusa para que la oposición construya una bandera política de confrontación entre el occidente y el oriente.

El pasado 25 de agosto partieron desde Trinidad cerca de una treintena de personas en una Marcha de los Pueblos Indígenas de Tierras Bajas. Circula poca información sobre quiénes la protagonizan, cuáles son sus demandas y, sobre todo, por qué la marcha se dirige a Santa Cruz y no a La Paz. Comparto con ustedes un par de hipótesis que buscan contextualizar este proceso.

Este año se han cumplido 31 años desde la Primera Marcha Indígena como instrumento de protesta y, sobre todo, de visibilidad nacional de los pueblos indígenas de tierras bajas. Desde esa primera marcha se realizaron otras siete; cada una con objetivos estratégicos, que no solo fueron pensados para beneficio de los indígenas, sino buscando la transformación estructural del país. Buscando la legitimidad de esta herencia histórica, nuevamente un 15 de agosto (fecha emblemática) aparece públicamente la convocatoria a la “Marcha Indígena por la Defensa del Territorio, Identidad y la Cultura”. Las demandas de esta marcha suenan un tanto ambiguas y generales; y más allá de que estas preocupaciones pueden ser legítimas, dos agendas parecen arropar la iniciativa de esta extrema medida.

La primera tiene que ver con la disputa irresuelta de dos frentes que reclaman la representación de los pueblos indígenas de tierras bajas, expresada en la existencia de una corriente “oficial” y otra “orgánica”. En esta marcha en concreto podemos identificar la confrontación de la CPIB (Central de Pueblos Indígenas del Beni) bajo el liderazgo de Guillermo Suárez, con la “paralela” liderada por Abdón Justiniano. Así también, vemos a Verónica Mae Noza disputando el liderazgo de la CMIB (Central de Mujeres Indígenas del Beni), presidida por Pacífica Melgar Eirubi. Es así que, el éxito o fracaso de la marcha que nos ocupa, fortalecerá o debilitará a las facciones en disputa, que a su vez apoyan o confrontan a una de las tres facciones de la actual CIDOB.

En río revuelto, ganancia de pescadores. La segunda trama que sostiene la marcha es la búsqueda desde la Gobernación de Santa Cruz de instalar la narrativa del “avasallamiento” que sufre el oriente por parte de los migrantes del occidente. El recientemente descubierto cariño del gobernador Luis Fernando Camacho y el Comité Cívico cruceño por los pueblos indígenas del oriente debe, cuando menos, despertar sospechas; y se vislumbra más como una estrategia para fortalecer su discurso de que la tierra en Santa Cruz debe ser solo para los cruceños. En ese sentido, le es muy útil difundir la idea del supuesto peligro de que el gobierno del MAS revierta las TCO indígenas para transferirlas a los migrantes campesinos.

Esta narrativa nunca considera que Santa Cruz es el departamento más desigual en la distribución de la tierra. Según el CEDIB en Tierra y Territorio en Bolivia, apenas cuatro personas son dueñas de 803.000 hectáreas de tierra y tienen 10 veces más tierra que 4.190 dueños de predios menores a una hectárea.

Esta estructura de propiedad fue confrontada recientemente por el presidente Arce con la determinación de revertir las 26.246 hectáreas de tierras que recibió ilegalmente la familia de Branko Marinkovic y, por otro lado, el anuncio de que se entregarán 26.000 títulos ejecutoriales de tierras a comunidades indígenas, originarias, campesinas e interculturales.

El problema de la tierra es una excelente excusa para que la oposición construya una bandera política de confrontación entre el occidente (supuestamente masista) y el oriente (supuestamente opositor al Gobierno nacional). El discurso de un aparente “avasallamiento” (sobre todo cultural y económico) de la migración es muy fructífero; si a esto se suma la idea de una “alianza” indígena con la élite empresarial cruceña, claramente la imagen del líder local puede ser favorecida.

Fuente: Lourdes Montero  en La Razón

Obs. de Wiphala Rebelde: Tenemos muchas preguntas más; ojalá nuestr@s lectores nos ayudan con sus opiniones. Tampoco hemos encontrado fotos/filmaciones con mucha gente… Realmente ¿qué está pasando?

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